martes, 17 de enero de 2023

LA BUSQUEDA DE LA LUZ

 



“Pedid y se os dará, Buscad y hallareis, Llamad y se os abrirá. Evangelio de Mateo VII -11





Al amanecer, cuando las primeras luces del sol se asoman por el interior de la caverna, el hombre primitivo se despierta asombrado por la vivencia que en sueños tuvo esa noche; vio que sus armas primitivas de caza se encontraban al lado de su rustica cama de cueros y paja y al salir y no encontrar a la bestia que él había matado en sueños no estaba allí; “descubrió” que esa experiencia le indicaba que existía o había una realidad distinta, a su cotidiano vivir, distinta de su mundo meramente objetivo. De esa forma, percibió que una otra realidad existía diferente de sí mismo, de su “Yo”; descubrió la dualidad de su sentir, de su saber y de su conocer. De ese modo, surgió la idea de la existencia de un mundo distinto al habitual, comenzó su búsqueda, su razonamiento - que le explicaría- el que se le manifestaba en un estado mental diferente de su percepción meramente objetiva. Es ahí donde comienza su búsqueda, es decir surge una interrogante, una inquietud, una incógnita que le plantea una vivencia inusual, distinta, novísima; y a la vez lo seduce, lo inquieta y lo conduce por nuevos caminos o senderos en su búsqueda existencial.  

De ahí surge en su mente que habría un mundo de realidades por descubrir. ¿De preguntarse de qué se trata esa experiencia?, cómo explicarse?. Surge la inquietud y al mismo tiempo la búsqueda.

La búsqueda de la Luz se inicia cuando reconocemos o sabemos que estamos viviendo en la oscuridad, si eso no ocurre, no la buscas. Seguimos en la oscuridad sin saber que la LUZ y todo lo que Es proviene del Creador.  

Bien más cerca de nosotros la historia de la Búsqueda de la Luz, referida como búsqueda de La Verdad, el “Manual de Aprendiz” de Aldo Lavagnini, señala que el primero y fundamental entre los deberes del masón es realizar la calidad de tal.  Si bien es cierto que la iniciación confiere el título de masón, la calidad tiene que ser adquirida individualmente. Debe estudiar el simbolismo masónico y esforzarse para hacer efectiva La Verdad encontrada o descubierta, de modo que cada adelanto en la comprensión de La Verdad corresponda un adelanto en la aplicación práctica de dicha Verdad.  Para buscar y alcanzar eficazmente la verdad se necesita el vehemente deseo de poseerla, cuya fuerza sea suficiente para impulsarnos, fuera del camino usual del profano, por encima de la ilusión de los sentidos, de las frivolidades, conduciendo nuestros pasos desde el Occidente hasta el Oriente. Este deseo es sustancial, pues si no existe ese “impulso íntimo” el viaje puede resentirse sin esa fuerza capaz de vencer obstáculos y desafíos en nuestro simbólico camino.   

 La búsqueda debe nutrirse con las enseñanzas diáfanas, que son leídas en distintos momentos del Ritual Masónico del Primer Grado, frases que se refieren a la búsqueda de la LUZ, las que se encuentran entrelazadas con otras relacionadas con la generosidad, fraternidad y el amor al prójimo.  

“…El hombre que acaba de llamar es un profano, que anhela ver la LUZ”. “…La obscuridad que os rodea es el símbolo de la ignorancia”. “En los Templos Masónicos alumbra la Luz de la razón…”. “ …Debeos sostener con energía el recio combate de la Luz contra las tinieblas”.  “…Ella no es solamente una LUZ material que hiere los ojos, es una Luz más pura y radiante, que esclarece el espíritu y da expresión al Alma.”

Esta Luz recibida y reconocida ha requerido del profano un deseo, una preparación y un despertar a los procesos de entendimiento en todo el camino que se desenvolverá desde el comienzo de la Búsqueda y continuará hasta alcanzar y descubrir que entre El Ser y el Buscador nunca ha habido separación.

Para discernir sobre el proceso de la búsqueda aparecen o surgen indagaciones que sirven para darnos cuenta que desde el inicio había una tendencia, si así podemos llamarla, o una predisposición implícita, natural o subconsciente que nos llevaba paso a paso hacia el camino por el cual hoy discurrimos. Por ello, se puede preguntar, ahora, sobre ese momento en que decidiste empezar el camino en busca de la Luz. ¿Como llegaste a golpear los portales? ¿Qué te indujo?

Por otro lado, se debe indagar, a qué tipo de búsqueda orientaste tus esfuerzos y recursos personales.  Fue activa o simplemente receptiva. Con mayor precisión se puede preguntar qué es lo que se debe buscar. Una orientación seria atender el intelecto, llenarlo de Conocimientos.  Otra, un tanto distinta, atender aquello que te encamina hacia la sabiduría, por el estudio del simbolismo, por la práctica de los rituales y sobre todo por la atención que prestáis a la intuición y a la percepción del conocimiento noético.

Es pertinente mencionar que en toda búsqueda existe el deseo de seguridad. Así, de ese modo, existe el deseo intelectual que es temporal e inestable, mutable permanentemente, pudiendo generar conflictos, tendencias y fanatismo. Por el contrario, se observa o avizora que en la otra orilla del camino el deseo Iniciático es permanente, firme e inalterable; produce y genera paz interior.

Cabe señalar que el perfil del verdadero buscador comienza desde la infancia, en forma latente; conforme avanza en edad se inquieta por el deseo de conocerse a sí mismo y el mundo que lo rodea; de ese modo, recorre varios caminos, mira por intermedio de espejos y aprende de otras personas de su entorno, se informa a través de inquirir en portales que el examina, indaga y averigua, para finalmente escoger aquél que es llamado.

En su recorrido qué verdades encuentra el buscador. Pueden ser de dos naturalezas, absolutas como la vida y la muerte; y relativas como el bien, el mal, el espacio y el tiempo. Sea de una o de otra naturaleza la importancia de la Fraternidad en esa búsqueda es sustancial, el encuentro con otros buscadores y su convivencia dentro de la Orden enriquece a todos las experiencias compartidas. Saber que no está solo en ese viaje interior es estimulante, por el aleccionador ejemplo con que se nutre. Por lo tanto, el papel de los Hermanos en general y en particular del 1er Vg:. y 2do. Vg:. reviste singular importancia en los primeros pasos del Iniciado.  

Concluida la etapa de la búsqueda inicial y realizado el encuentro con la LUZ en el proceso iniciático, surge el compromiso para consigo, con los hermanos y para con la Divinidad. El compromiso manifestado en los juramentos requiere entrega y dedicación para desbastar la piedra tosca. El imperfecto “Yo” personal. El compromiso con una práctica asidua, iterativa, perseverante indica el fin de la etapa de búsqueda inicial. El compromiso es un principio esencial para profundizar en la propia realidad y el avance espiritual y la comprensión de la relación del buscador con lo buscado.

La búsqueda continúa impulsada por el continuo deseo de encontrar las verdades universales. Verdades que se pueden buscar en libros, seminarios, conferencias, etc. Mas las que elevan la percepción, el entendimiento y manifestación del verdadero SER, exige, pide, reclama entrar al Templo. Porque es en el Templo que entramos para “encontrar” lo que el mundo profano no puede darnos. Entramos al Templo para trabajar e instruirnos por medio de los rituales que practicamos y del simbolismo que encierra cada espacio, voz o silencio, emblema o figura, objeto, herramienta y adorno del Templo. Bien encaminada la búsqueda aleja peligros que pudieran surgir como perderse en la propia búsqueda, búsqueda sin límites, transformarse en erudito; olvidar el objetivo básico, el autoconocimiento, conócete a ti mismo,”Nosce te ipsum” aforismo del Templo de Apolo, en Delfos, Grecia Antigua.  El compromiso y la entrega superan los peligros de la duda inicial. El buscador se ha encontrado consigo mismo, se ha trasformado en “Encontrador”. Al encontrar El SER las dudas han desaparecido. Se descubre que entre El Ser y el Buscador nunca ha habido separación. La Iniciación revela que el buscador es precisamente “lo buscado”. “Yo no busco, encuentro” decía el pintor Catalán Pablo Picasso.

Para terminar, parodiando la frase, del escritor inglés Gilberth K. Chesterton autor del libro “El Hombre que fue jueves”. “La aventura podrá ser loca, pero el aventurero ha de ser cuerdo”. Diría “El camino podrá ser sinuoso, pero el Buscador ha de ser sensato, prudente y juicioso”.

Corolario: “No soy aquel que sabe sino aquel que busca”

Vall:. de Lima, 10 de enero del 2023

Alfredo Rondon Castro
        V:. M:. 

B:.R:.L..S:. Delfos No.3.
Jurisdiccionada a la Serenísima Gran Logia Nacional del Rito E:.A:.A:. del Perú .