“Pedid y se os
dará, Buscad y hallareis, Llamad y se os abrirá. Evangelio de Mateo VII -11
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Al amanecer, cuando
las primeras luces del sol se asoman por el interior de la caverna, el hombre
primitivo se despierta asombrado por la vivencia que en sueños tuvo esa noche; vio
que sus armas primitivas de caza se encontraban al lado de su rustica cama de
cueros y paja y al salir y no encontrar a la bestia que él había matado en
sueños no estaba allí; “descubrió” que esa experiencia le indicaba que existía
o había una realidad distinta, a su cotidiano vivir, distinta de su mundo
meramente objetivo. De esa forma, percibió que una otra realidad existía
diferente de sí mismo, de su “Yo”; descubrió la dualidad de su sentir, de su
saber y de su conocer. De ese modo, surgió la idea de la existencia de un mundo
distinto al habitual, comenzó su búsqueda, su razonamiento - que le explicaría-
el que se le manifestaba en un estado mental diferente de su percepción
meramente objetiva. Es ahí donde comienza su búsqueda, es decir surge una
interrogante, una inquietud, una incógnita que le plantea una vivencia inusual,
distinta, novísima; y a la vez lo seduce, lo inquieta y lo conduce por nuevos
caminos o senderos en su búsqueda existencial.
De ahí surge en
su mente que habría un mundo de realidades por descubrir. ¿De preguntarse de
qué se trata esa experiencia?, cómo explicarse?. Surge la inquietud y al mismo
tiempo la búsqueda.
La búsqueda de la
Luz se inicia cuando reconocemos o sabemos que estamos viviendo en la
oscuridad, si eso no ocurre, no la buscas. Seguimos en la oscuridad sin saber
que la LUZ y todo lo que Es proviene del Creador.
Bien más cerca de
nosotros la historia de la Búsqueda de la Luz, referida como búsqueda de La
Verdad, el “Manual de Aprendiz” de Aldo Lavagnini, señala que el primero
y fundamental entre los deberes del masón es realizar la calidad de tal. Si bien es cierto que la iniciación confiere
el título de masón, la calidad tiene que ser adquirida individualmente. Debe
estudiar el simbolismo masónico y esforzarse para hacer efectiva La Verdad
encontrada o descubierta, de modo que cada adelanto en la comprensión de La
Verdad corresponda un adelanto en la aplicación práctica de dicha Verdad. Para buscar y alcanzar eficazmente la verdad
se necesita el vehemente deseo de poseerla, cuya fuerza sea suficiente para
impulsarnos, fuera del camino usual del profano, por encima de la ilusión de
los sentidos, de las frivolidades, conduciendo nuestros pasos desde el
Occidente hasta el Oriente. Este deseo es sustancial, pues si no existe ese “impulso
íntimo” el viaje puede resentirse sin esa fuerza capaz de vencer obstáculos
y desafíos en nuestro simbólico camino.
La búsqueda debe nutrirse con las enseñanzas diáfanas,
que son leídas en distintos momentos del Ritual Masónico del Primer Grado, frases
que se refieren a la búsqueda de la LUZ, las que se encuentran entrelazadas con
otras relacionadas con la generosidad, fraternidad y el amor al prójimo.
“…El hombre
que acaba de llamar es un profano, que anhela ver la LUZ”. “…La obscuridad que
os rodea es el símbolo de la ignorancia”. “En los Templos Masónicos alumbra la
Luz de la razón…”. “ …Debeos sostener con energía el recio combate de la Luz
contra las tinieblas”. “…Ella no es
solamente una LUZ material que hiere los ojos, es una Luz más pura y radiante,
que esclarece el espíritu y da expresión al Alma.”
Esta Luz recibida
y reconocida ha requerido del profano un deseo, una preparación y un despertar
a los procesos de entendimiento en todo el camino que se desenvolverá desde el comienzo
de la Búsqueda y continuará hasta alcanzar y descubrir que entre El Ser y el
Buscador nunca ha habido separación.
Para discernir
sobre el proceso de la búsqueda aparecen o surgen indagaciones que sirven para
darnos cuenta que desde el inicio había una tendencia, si así podemos llamarla,
o una predisposición implícita, natural o subconsciente que nos llevaba paso a
paso hacia el camino por el cual hoy discurrimos. Por ello, se puede preguntar,
ahora, sobre ese momento en que decidiste empezar el camino en busca de la Luz.
¿Como llegaste a golpear los portales? ¿Qué te indujo?
Por otro lado, se
debe indagar, a qué tipo de búsqueda orientaste tus esfuerzos y recursos
personales. Fue activa o simplemente receptiva.
Con mayor precisión se puede preguntar qué es lo que se debe buscar. Una
orientación seria atender el intelecto, llenarlo de Conocimientos. Otra, un tanto distinta, atender aquello que
te encamina hacia la sabiduría, por el estudio del simbolismo, por la práctica
de los rituales y sobre todo por la atención que prestáis a la intuición y a la
percepción del conocimiento noético.
Es pertinente
mencionar que en toda búsqueda existe el deseo de seguridad. Así, de ese modo,
existe el deseo intelectual que es temporal e inestable, mutable
permanentemente, pudiendo generar conflictos, tendencias y fanatismo. Por el
contrario, se observa o avizora que en la otra orilla del camino el deseo Iniciático
es permanente, firme e inalterable; produce y genera paz interior.
Cabe señalar que
el perfil del verdadero buscador comienza desde la infancia, en forma latente;
conforme avanza en edad se inquieta por el deseo de conocerse a sí mismo y el
mundo que lo rodea; de ese modo, recorre varios caminos, mira por intermedio de
espejos y aprende de otras personas de su entorno, se informa a través de inquirir
en portales que el examina, indaga y averigua, para finalmente escoger aquél que
es llamado.
En su recorrido qué
verdades encuentra el buscador. Pueden ser de dos naturalezas, absolutas como
la vida y la muerte; y relativas como el bien, el mal, el espacio y el tiempo.
Sea de una o de otra naturaleza la importancia de la Fraternidad en esa
búsqueda es sustancial, el encuentro con otros buscadores y su convivencia
dentro de la Orden enriquece a todos las experiencias compartidas. Saber que no
está solo en ese viaje interior es estimulante, por el aleccionador ejemplo con
que se nutre. Por lo tanto, el papel de los Hermanos en general y en particular
del 1er Vg:. y 2do. Vg:. reviste singular importancia en los primeros pasos del
Iniciado.
Concluida la
etapa de la búsqueda inicial y realizado el encuentro con la LUZ en el proceso
iniciático, surge el compromiso para consigo, con los hermanos y para con la
Divinidad. El compromiso manifestado en los juramentos requiere entrega y
dedicación para desbastar la piedra tosca. El imperfecto “Yo” personal. El
compromiso con una práctica asidua, iterativa, perseverante indica el fin de la
etapa de búsqueda inicial. El compromiso es un principio esencial para
profundizar en la propia realidad y el avance espiritual y la comprensión de la
relación del buscador con lo buscado.
La búsqueda continúa
impulsada por el continuo deseo de encontrar las verdades universales. Verdades
que se pueden buscar en libros, seminarios, conferencias, etc. Mas las que
elevan la percepción, el entendimiento y manifestación del verdadero SER,
exige, pide, reclama entrar al Templo. Porque es en el Templo que entramos para
“encontrar” lo que el mundo profano no puede darnos. Entramos al Templo para
trabajar e instruirnos por medio de los rituales que practicamos y del
simbolismo que encierra cada espacio, voz o silencio, emblema o figura, objeto,
herramienta y adorno del Templo. Bien encaminada la búsqueda aleja peligros que
pudieran surgir como perderse en la propia búsqueda, búsqueda sin límites, transformarse
en erudito; olvidar el objetivo básico, el autoconocimiento, conócete a ti
mismo,”Nosce te ipsum” aforismo del Templo de Apolo, en Delfos, Grecia
Antigua. El compromiso y la entrega
superan los peligros de la duda inicial. El buscador se ha encontrado consigo
mismo, se ha trasformado en “Encontrador”. Al encontrar El SER las dudas han
desaparecido. Se descubre que entre El Ser y el
Buscador nunca ha habido separación. La Iniciación revela que el buscador
es precisamente “lo buscado”. “Yo no busco, encuentro” decía el pintor
Catalán Pablo Picasso.
Para terminar,
parodiando la frase, del escritor inglés Gilberth K. Chesterton autor del libro
“El Hombre que fue jueves”. “La aventura podrá ser loca, pero el
aventurero ha de ser cuerdo”. Diría
“El camino podrá ser sinuoso, pero el Buscador ha de ser sensato, prudente y juicioso”.
Corolario: “No
soy aquel que sabe sino aquel que busca”
Vall:. de Lima, 10 de enero
del 2023
V:. M:.
B:.R:.L..S:. Delfos No.3.