jueves, 27 de julio de 2017

LA INDEPENDENCIA DEL PÈRU Y AMERICA


Discurso de Orden en la Tenida Magna por Fiestas Patrias
de la Serenísima Gran Logia del Rito Escocés antiguo y aceptado del Perú

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             La independencia de nuestro país que celebramos cada 28 de Julio, no solo marca la independencia del Perú, marca también el final de un proceso mucho más grande, y su real significado se debe ver en a la luz de ese contexto. El 28 de Julio celebramos también la consolidación del regreso de la democracia después de dos mil años.

             La democracia, luego de haberse extinguido en Grecia, reapareció el siglo XVIII y XIX y hoy se consolida como la forma de gobierno que sigue el mundo moderno. Esta reaparición y consolidación tuvo como protagonistas a las logias masónicas Norte América, Inglaterra, Francia y Latino América, proceso que fue inspirado por los ideales masónicos en donde muchos hermanos masones tuvieron roles protagónicos.

             Este regreso de la democracia tuvo varias etapas.
             Se inicia con la independencia de las 13 colonias de Norte América de Inglaterra entre 1774 y 1883, donde muchos masones toman gran parte de la responsabilidad de su éxito.  Luego continua con la Revolución Francesa entre 1789 y 1799, donde las logias masónicas actúan como vehículo de las ideas, y donde muchos de sus participantes fueron hermanos masones. Posteriormente, las guerras napoleónicas con la ocupación de España por Francia y el secuestro del rey español obliga a las colonias Latino Americanas a organizarse en juntas de gobierno, muchas de ellas organizadas a su vez sobre las propias logias masónicas locales. Estas juntas posteriormente iniciaron los movimientos independentistas. Comenzando con la independencia de Colombia en 1810 donde Francisco de Miranda, otro masón precursor de Bolívar fue uno de los iniciadores. El proceso siguió con Argentina, luego Chile y Quito y consolidándose finalmente con la independencia del Peru declarada en 1821 por Jose de San Martin y consolidada en la Batalla de Ayacucho en 1824 por Antonio Jose de Sucre, ambos hermanos masones    

LA INDEPENDENCIA DE LAS 13 COLONIAS Y LA REVOLUCION FRANCESA

             La participación de la Masonería en la independencia de las colonias británicas en Norte América se muestra con el hecho que los principales (sólo excluyendo a dos) firmantes de la Declaración de su Independencia el 4 de julio de 1776 eran masones; asi como, la gran mayoría de los congresistas que ratificaron dichos acuerdos también eran miembros masones, lo mismo que prácticamente la totalidad de los altos mandos del ejército republicano que combatió a las tropas realistas de la metrópoli inglesa.
             Otra muestra que hace evidente el enlace entre la masonería y estas luchas libertarias, es que durante la revolución norteamericana se usó por primera vez con un sentido político el trilema masónico: LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD, que sería adoptado por los franceses como lema principal de su revolución y en su futuro escudo, al estallar ésta pocos años más tarde en 1789.
             Si dirigimos nuestra mirada a la revolución francesa poco antes de la revolución existen en toda Francia 629 logias, 63 en el mismo París, adscritas al Gran Oriente, mientras que las logias del Oriente ascienden a 376 logias. El número de francmasones estimado era alrededor de 75.000. Importantes personajes de la revolución o que participaron en la ideología que dio lugar a la misma eran masones, por ejemplo Montesquiu parece haber sido iniciado en uno de sus viajes a Londres, también Saint Just, Desmoulins, Hebert, Danton, Marat, Chenie y otros muchos.
             Estas logias fueron vehículo de transmisión de las nuevas ideas. La divisa masónica "Libertad, Igualdad, Fraternidad", fue incorporada al acervo revolucionario. El mismo himno de la revolución, "La Marsellesa", fue compuesto por un masón, Leconte de l'Isle, y fue cantada por primera vez en la Logia de los Caballeros Francos de Strasburgo.
INICIO DEL PROCESO DE INDEPENDENCIA EN AMERICA DEL SUR
             Como mencionamos, durante la invasión de Napoleón a España en 1808, y al acaecer las Abdicaciones de Bayona que dejaron temporalmente el trono español de Fernando VII en manos de José Bonaparte, diversos puntos de la América española crearon juntas autónomas de gobierno, sin pretender originalmente cambiar el orden colonial, sino mantener un gobierno colonial organizado, independiente de la Metropolí, que peleaba por su libertada. Este fue el inicio y la oportunidad sin embargo para que los movimientos independentistas pudieran madurar, y tras algunos años de luchas pudieron cristalizarse la independencia de Argentina, en 1813, Venezuela y La Gran Colombia, en 1811. Imposible dejar de mencionar a los patriotas masones que participaron en esta gesta el mismo Francisco de Miranda, Antonio Mariño, Simón Bolívar. Bolívar, a partir de su desembarco en Cartagena en noviembre de 1812, proveniente de Venezuela, adelantaría exitosas campañas militares en la Nueva Granada y en Venezuela, hasta su partida para Jamaica en 1815. Antonio Nariño seria la figura política más destacada, con epicentro en Bogotá.
             Chile lo intentó también en 1810 en la experiencia recordada como la Patria Vieja, que no pudo prosperar como veremos a continuación. Producida la derrota de Napoleón Bonaparte y restaurado el poder de los Borbones en España en 1813, don Fernando de Abascal y Souza, marqués de la Concordia, trigésimo octavo virrey del Perú hizo del Ejército Real del Perú y del virreinato peruano la base de la contrarrevolución sobre el Alto Perú, Quito y Chile. Durante su mandato reconquistó la Capitanía General de Chile y enfrentó con éxito en el Alto Perú, las expediciones de los patriotas Rioplatenses, quienes entendieron que mientras el poder español continuara en el Perú, su frágil independencia estaba en peligro; comprendieron también que la ruta para libertad no era a través del Alto Perú, sino por el Pacífico, atacando de frente el corazón del poder español, por ello se planificó atacar el corazón del poder español, empezando por Chile.
             En 1817, desde Argentina el Ejército de los Andes liderado por don José de San Martín, acompañado por el patriota chileno Bernardo O'Higgins cruzaron la cordillera e invadieron Chile. Ambos derrotaron a los españoles en la batalla de Chacabuco ingresando a Santiago. Al poco tiempo llegaron nuevas tropas realistas desde el Perú y vencieron a los patriotas en la batalla de Cancha Rayada. Sin embargo, la victoria definitiva por la independencia de Chile se logró en la batalla de Maipú el 5 de abril de 1818, donde San Martín dio muestras de su genio militar. Bernardo O'Higgins fue proclamado entonces como Director de Chile.

             Es importante comentar unas palabras sobre San Martín antes de continuar con la narración. Nace en Yapeyú, Corrientes, Argentina en 1778. En diciembre de 1873 con aún cinco años, y previa estadía en Buenos Aires, el futuro libertador viajó a España con su familia, pues su padre había sido destinado a Málaga. Comenzó sus estudios en el Real Seminario de Nobles de Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga en 1786. Ingresó posteriormente en el ejército haciendo su carrera militar en el Regimiento de Murcia. Combatió en el norte de África y luego contra la dominación napoleónica de España, participando en las batallas de Bailén y La Albuera. Con 34 años, en 1812, habiendo alcanzado el grado de Teniente Coronel, y tras una escala en Londres, partió a Buenos Aires. En Londres se encontró con compatriotas de la América española: Carlos María de Alvear, José Matías Zapiola, Andrés Bello y Tomás Guido, entre otros.

             Según algunos historiadores aquellos formaban parte de la Gran Reunión Americana, sociedad de presuntas filiaciones masónicas, fundada por Francisco de Miranda, quién junto a Simón Bolívar, ya luchaba en América por la independencia de Venezuela. Es posible que, ya dentro de la hermandad, se haya relacionado con políticos británicos que le hicieron conocer el Plan de Maitland, una estrategia para que América se liberara de España[, el cual consistía en tomar el control de Buenos Aires, luego tomar la zona de Mendoza, que sería utilizada de puente para llegar a Chile y liberarlo, y luego de ello liberar al Peru desde Chile con el apoyo de una flota británica.

ANTECENDENTES AL PROCESO DE INDEPENDENCIA EN EL PERU

             Podemos identificar los antecedentes de la independencia a lo largo del siglo XVIII, cuando se presentaron diversos movimientos indígenas como respuesta al trato abusivo de las autoridades coloniales, algunas de las cuales devinieron en auténticas rebeliones. La aplicación de las reformas borbónicas en la segunda mitad del siglo XVIII incrementó la desazón, y la inconformidad tuvo su pico en la rebelión de José Gabriel Condorcanqui Noguera – autodenominado Túpac Amaru II-  en 1780. Mucho se habla que este precursor que era descendiente de la nobleza inca, fue un hombre muy instruido y hermano masón, él encabezó el mayor movimiento de corte indigenista e independentista en el Virreinato del Perú. Fue el primero en pedir la libertad de toda América de cualquier dependencia, tanto de España como de su monarca, implicando esto no sólo la mera separación política sino la eliminación de diversas formas de explotación indígena (mita minera, reparto de mercancías, obrajes), de los corregimientos, alcabalas y aduanas. Además decretó la abolición de la esclavitud negra por primera vez en América (16 de noviembre de 1780). Ideas revolucionarias para su época, y que muy seguramente no fueron producto de improvisación sino de análisis y reflexión sobre la realidad que le tocó vivir.
             Esta rebelión desembocó en una brutal represión que terminó con la muerte del caudillo y sus principales colaboradores, aunque sus ideas permanecieron latentes, así como el germen del descontento indígena. Podemos mencionar también que en 1797, Francisco de Miranda fundó en Londres la “Gran Logia de la Reunión Americana”, de la cual fue nombrado Gran Maestro, la que luego tendría filiales en París, Madrid, Cádiz, Caracas y Buenos Aires. Esta Gran Logia fue luego disuelta por Miranda y reorganizada con el nombre de “Gran Logia Regional Americana de Londres”, con sede en su casa de Grafton Street. Debemos a esta logia la iniciación de los principales próceres y colaboradores de la independencia americana: Bernardo O’Higgins, José Manuel Carrera, Juan Martínez de Rosas, Gregorio Argomedo, Juan Antonio Rojas, José de San Martín, José María Zapiola, Carlos María Alvear, Bernardo Monteagudo y Mariano Moreno, (fundadores de la logia “Lautaro” en 1811, en Buenos Aires); además, Andrés Bello, Luis López Méndez, Simón Bolívar, José María Vergara Lozano, Vicente Rocafuerte, Carlos de Montúfar, entre otros.
             Entre la revuelta de José Gabriel Condorcanqui y la llegada del general José de San Martín al Perú, tuvieron lugar movimientos y revueltas como las de Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui, Francisco de Zela. En él siglo XVIII, se llevaron a cabo rebeliones de la más diversa índole, pero me permito señalar algunas, lideradas por hermanos masones:
1805. Cusco: Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde.
1811. Tacna: Francisco Antonio de Zela.
1812. Huánuco, Panatahuas y Huamalíes: Juan José Crespo y Castillo, Domingo Berrospi y Juan Antonio Navarro.
1813. Tacna: Enrique Paillardelle y Pedro Calderón de la Barca.
1814. Cusco, Arequipa: José, Vicente y Mariano Angulo, Mariano Melgar y Matías Pumacahua.
1818. Callao: José Gómez, Nicolás Alcázar y Casimiro Espejo.
1819. Lima: José de la Riva Agüero, Mateo y Remigio Silva.

             Cabe resaltar y en honor de la verdad histórica de la masonería que hubo ilustres miembros del clero de la América Hispana que pertenecieron y apoyaron de forma directa a la masonería libertadora agrupadas en la Logias Lautaros que se rebelaron y antepusieron las ordenes de sus superiores por las del pueblo “POR QUE LA VOZ DEL PUEBLO, ES LA VOZ DE DIOS”, que reclamaba inmediatas soluciones a los álgidos problemas de su época, entendiendo cabalmente que como masones no podían callar ni cerrar sus ojos vilmente ante el atropello de la madre patria y error de su propia iglesia.
LA INDEPENDENCIA DEL PERU COMO CONSOLIDACION DE LA LIBERTAD DE AMERICA DEL SUR
             Para llevar adelante la independencia del Perú se firmó el 5 de febrero de 1819 un tratado entre Argentina y Chile. El General José de San Martín creía que la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata no estaría totalmente segura mientras el Perú fuera un importante bastión de las fuerzas realistas.3 En el año 1820, con la consolidación de la independencia de Chile, se organiza una fuerza militar anfibia para independizar el Perú. Esta empresa en un principio sería financiada conjuntamente por los gobiernos de Argentina y de Chile, pero debido a la situación de anarquía en las provincias rioplatenses, el gobierno de Buenos Aires se desentiende de los presupuestos, siendo la casi totalidad de los costos asumidos por el gobierno de Chile dirigido por Bernardo O'Higgins. El gobierno de Chile determinó que el mando del ejército recaería en José de San Martín y el mando de la escuadra en el almirante Thomas Alexander Cochrane. Por este motivo, muchos intelectuales chilenos sostienen hasta hoy que la independencia del Perú fue iniciativa chilena y que el Perú no ha terminado de agradecer el esfuerzo realizado por los sureños en la campaña libertaria.
             El 21 de agosto de 1820 se embarcó en Valparaíso la Expedición Libertadora del Perú bajo el mando del general don José de San Martín, con bandera chilena. Contaba con un ejército de 4.118 efectivos. El 7 de septiembre la Expedición Libertadora arriba a las aguas del Paracas, en la bahía de Pisco en la actual Región Ica en el Perú, y el día 8 de septiembre de 1820, desembarca y ocupa Pisco. El 15 de septiembre de 1820, el virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, proclamó la restauración de la Constitución de Cádiz de 1812, y envió una carta a San Martín ofreciéndole entrar en negociaciones. El día 15, San Martín aceptó, y a partir del día 25 de septiembre, los patriotas y realistas se reunieron en las Conferencias de Miraflores que concluyeron el 4 de octubre sin llegar a ningún acuerdo.
             San Martín dividió sus tropas y envió al general Juan Antonio Alvarez de Arenales por la sierra limeña, mientras que él avanzaba directamente hacia la capital, tratando de encerrar al virrey.         Las acciones de guerra de la expedición libertadora comienzan con la Primera campaña de Arenales a la sierra del Perú, y abarca todas sus operaciones militares entre el 4 de octubre de 1820 que parten de Pisco, hasta el 8 de enero de 1821 cuando se reúnen nuevamente con San Martín en Huaura. Arenales pasó por la ciudad de Huamanga (Ayacucho) y declaró su independencia el 1 de noviembre de 1820. El 6 de diciembre tuvo lugar la Batalla de Cerro de Pasco, batiendo una división realista enviada por Pezuela. El 23 de octubre de 1820 la expedición libertadora se reembarca con destino a Ancón y seguidamente el 9 de noviembre al puerto de Huacho. El marino Cochrane captura en el Callao la fragata Esmeralda el 9 de noviembre dando un golpe mortal a la marina realista en el Pacífico. El 2 de diciembre de 1820 el batallón realista Numancia se sublevó pasándose a los patriotas. El 29 de diciembre de 1820 marqués de Torre Tagle se declara la independencia de Trujillo. El 4 de enero de 1821 se reunió el cabildo de Piura siguiendo el ejemplo de la intendencia de Trujillo. El 8 de enero de 1821 la columna de Álvarez de Arenales regresa de su incursión en la sierra central se reincorporó al Expedición Libertadora en la costa.

             En enero de 1821, los generales españoles obligan a dimitir al virrey De la Pezuela, siendo nombrado el general José de La Serna. El 5 de junio de 1821, el nuevo virrey del Perú anunció a los limeños que abandonaba Lima y ordenaba una fuerza resistir en el Primer sitio del Callao, al amparo de la Fortaleza del Real Felipe. El ejército realista al mando del general Canterac dejó Lima, rumbo a la sierra, el 25 de junio de 1821. Álvarez de Arenales fue enviado en misión de observar el repliegue de los realistas a la sierra sin empeñar su ejército en una batalla frontal por orden de San Martín. Dos días después entraba en Lima el grueso del ejército patriota. Bajo el temor al pillaje o rebeliones se solicitó a José de San Martín a ingresar en la ciudad.
             Los días previos a la declaración de independencia fueron de intensas negociaciones y reuniones con la sociedad civil, el clero y la aristocracia. Existían grandes grupos de ciudadanos hispanos y criollos a los que no les atraía la idea de la independencia, por el temor de perder sus privilegios. Hubo que conversar y garantizar a todos que éstos se mantendrían, y convencer a todos de las ventajas y oportunidades que significaba la independencia de la corona española.
             El general José de San Martín invitó al Cabildo y población de Lima a jurar la Independencia,  es así que el domingo 15 de julio, por pedido de don José de San Martín, el alcalde Conde de San Isidro reunió a los vecinos en cabildo abierto para que firmen el Acta, el cual había sido redactada por Don Manuel Pérez de Tudela, quien más tarde sería el Ministro de Relaciones Exteriores de la nueva Nación, en dicho documento se exponía:
“Todos los señores concurrentes por sí y satisfechos de la opinión de los habitantes de la Capital dijeron: Que la voluntad general está decidida por la independencia del Perú y de la dominación española y de cualquiera otra extranjera.”[1]
             En la primera página firmaron las personas más ricas y poderosas de la Ciudad; al final la rubricaron 3504 personas de diversos sectores sociales. Firmaron gente de elevado espíritu patriota, algunos por miedo a las tropas de ocupación. Otros, por ambición de recompensas y nombramientos. y también había un buen número de españoles y criollos tuvieron que esconderse para no firmar el Acta, temerosos de las represalias del Virrey cuando recuperase Lima.
             Firmaron esta acta 339 conocidos nobles de la ciudad. Entre otros, el conde de San Isidro (Alcalde), Bartolomé, (Arzobispo de Lima), Francisco de Zárate (Regidor), Simón Rávago, Francisco Vallés (Regidor), José Manuel Malo de Molina (Regidor), Pedro de la Puente, (Regidor), el conde de la Vega del Ren (Regidor), fray Gerónimo Cavero, Antonio Padilla (Síndico procurador general), José Mariano Aguirre, el conde de las Lagunas, Javier de Luna Pizarro, José de la Riva-Agüero, el marqués de Villafuerte, Segundo Antonio Carrion, Juan de Echeverría y Ulloa (Regidor),
             El almirante Cochrane fue recibido en Lima el 17 de julio. El sábado 28 de julio de 1821, en una ceremonia pública muy solemne, José de San Martín, enunció la célebre proclamación de la Independencia del Perú. Primero lo dijo en la Plaza Mayor de Lima, después en la plazuela de La Merced y, luego, frente al Convento de los Descalzos. Según testigos de la época, a la Plaza Mayor asistieron más de 16.000 personas. El libertador con una bandera peruana en la mano, exclamó:

DESDE ESTE MOMENTO EL PERÚ ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE. ¡VIVA LA PATRIA!, ¡VIVA LA LIBERTAD!, ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!
  
           Sus palabras fueron recogidas y repetidas por la multitud que llenaba la plaza y las calles adyacentes, mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas de artillería entre aclamaciones como nunca se había oído en Lima.
             San Martín fue declarado Protector del Perú, y bajo su Protectorado se formó el primer Congreso Constituyente del país. Formó su ministerio con los ministros Hacienda Hipólito Unanue, de Hacienda, Juan García del Río, de Relaciones Exteriores y Bernardo de Monteagudo, de Guerra y Marina. En el mes de octubre dictó un Estatuto Provisorio de Gobierno, en el cual se establecía la división territorial, la libertad de vientres, y la libertad de los indígenas de los tributos específicos. Ese mismo año fundó la Biblioteca Nacional del Perú, a la cual donó su colección personal de libros y creó la Orden del Sol, actualmente llamada Orden El Sol del Perú

             Pero no todo fue felicidad; Es conocida la historia que sigue a este hecho, con las conspiraciones dentro de los mismos patriotas que enturbiaron el proceso. Posteriormente retirado San Martín del país para dar paso al libertador del norte luego de las Conferencias de Guayaquil en julio de 1822. San Martín se retira a Argentina donde su esposa María Remedios Escalada venía sufriendo una enfermedad, falleciendo en Buenos Aires agosto de 1823, no pudiendo, por motivos de su labor en Mendoza y por luchas intestinas entre y contra sus antiguos aliados, estar junto a ella en el aciago momento. Decepcionado partió con su hija Mercedes rumbo a Europa, estableciéndose en París, moriría olvidado por su patria en Bologne Sur Mer el 17 de agosto de 1850. Cosas del destino, un día después moría Honorato de Balzac.

             Regresando a la independencia del Perú, el flamante Estado creado por San Martín, continuó la guerra contra los realistas, con el liderazgo del Libertador del Norte, guerra  de resultado incierto hasta 1824, año en que tuvieron lugar las campañas de Junín y Ayacucho bajo el mando Antonio José de Sucre y Simón Bolívar. La victoria de Ayacucho el 8 de diciembre de 1824 concluyó con la capitulación definitiva del ejército realista y puso fin al virreinato del Perú. Celebramos sin embargo la independencia el día 28 de julio, porque ese día el Santo de la Espada marcó el camino, puso el hito que definiría nuestra independencia, el 28 de julio se produjo el punto de quiebre donde gran parte de la sociedad peruana, hasta ese momento indiferente al movimiento libertario, tomó definitivamente partido por la independencia, muy bien motivados y concientizados por José de San Martín. Por eso la importancia de la fecha y el reconocimiento que da la nación a este ilustre personaje a quien el Perú reconoce como su verdadero libertador.

             La independencia del Perú fue el capítulo que consolido el final de las guerras de independencia hispanoamericanas a favor de la democracia. Posteriormente en 1825 México consigue la capitulación del bastión español de San Juan de Ulúa en América del norte. Ése mismo año concluye la campaña de Sucre en el Alto Perú y seguidamente, en 1826, caen los reductos españoles del Callao y Chiloé en América del sur. España renuncia en 1836 a todos sus dominios continentales americanos; pero con Perú, dilata las tratativas hasta 1879 un tratado bilateral de paz y reconocimiento.

REFLEXION FINAL

             Masones Peruanos que nunca debemos olvidar: José de la Riva Agüero, Faustino Sánchez Carrión, Bernardo de Monteagudo, Francisco Javier Mariategui, Toribio Rodríguez de Mendoza, Francisco Javier de Luna Pizarro, Mariano José de Arce, Bartolomé de la Hera, Hipólito Unanue, Mariano Necochea, Andrés de Santa Cruz y sigue la lista grande de ilustres masones peruanos luchadores a favor de la independencia de este país andino.

             He aquí pues nuestro compromiso con el Perú, con la historia y con los hermanos que contribuyeron a darnos la libertad, nuestra obligación de continuar la labor desde nuestros puestos en la sociedad, pues la historia de la patria se continua escribiendo día a día, y todos, siguiendo los ideales de quienes la fundaron, tenemos que contribuir a mantener nuestra libertad; pero la libertad bien entendida no sirve si no puede generar una sociedad más justa y próspera, no sirve si no es utilizada con sabiduría por los pueblos, para crear mejores ciudadanos, de allí que la libertad implica también una responsabilidad, de que ésta sea administrada y utilizada con sabiduría, anteponiendo los intereses de la patria siempre por encima de los particulares. Debemos pues predicar con el ejemplo, ser vigilantes y custodios del legado que recibimos de los hermanos que nos han antecedido.

             La independencia del Perú es el capítulo final del regreso de la democracia después de dos mil años, celebremos no solo nuestra independencia sino también este hecho tan importante para la historia moderna, ya que la libertad, política, económica, religiosa y de ideas, es el factor que ha permitido a la humanidad prosperar exponencialmente en los últimos doscientos años.

             Sin libertad de ideas, no habría creación científica, sin creación científica no habría tecnología, la libertad de ideas tiene como requisito la libertad política y religioso, libertades que se consolidaron en este proceso donde el Perú tuvo un papel trascendental.

             Hermanos los invito en esta fecha a hacer una reflexión y homenaje a las personas y a los hermanos que trabajaron por la independencia del Perú y estos ideales, ellos sacrificaron sus vidas, sus fortunas, sus familias por un ideal, ese ideal de libertad que debe mantenerse y es nuestro deber hacer los esfuerzos y sacrificios para que así sea.

Viva el Perú


Hernando Carpio Montoya 
                         M:.  M:. 

Eduardo Mogrovejo Zambrano
               Apr:. M:.

Fuentes Consultadas: Discurso de Orden la Gran Logia Constitucional de los Antiguos, Libres y Aceptados Masones de la República del Perú, presentado por el Q:.H:. José Luis Carrasco Barolo. Segundo Vigilante de R.·. L.·. S.·. «Luis Heysen Incháustegui» N° 3.
·         Enciclopedia Wikipedia
·         Historia del Perú
·         Aporte Personal
http://historiamasonica.blogspot.pe/2010/04/masoneria-y-la-revolucion-francesa.html

1 comentario:

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