A L:. G:. D:. G:. A:.D:. U:.
S:. F:. U:.
UNA APROXIMACIÓN PERSONAL AL ORIENTE ETERNO
Es importante celebrar la muerte como parte de la vida. En
nuestra Orden, desde los albores de la Masonería especulativa, esta ceremonia
se constituye como una de las más importantes luego de la Iniciación de un
Profano porque, desde nuestra perspectiva, es el inicio hacia un nuevo plano de
la existencia. Este plano, al que denominamos “El Oriente Eterno” no es sino la
existencia para la cual nos preparamos en este plano. Es por ello que el
estudio de la filosofía y el entendimiento de sus misterios hacen que temamos,
en cada avance de su conocimiento, mucho menos ese pase.
En Masonería el número tres un muy simbólico y lo
representamos en los golpes, el saludo y otros simbolismos de la orden. Cuando
nosotros hacemos el signo de duelo nos damos tres golpes que repetimos tres
veces, lo que resultan 9 golpes. Este número simboliza el final de la
progresión, misma que representa la muerte de cuerpo físico. En los templos
masónicos el Oriente eterno se representa con una columna trunca que representa
el trabajo inconcluso de los Hermanos que deberán continuar en su siguiente morada.
Antes de nuestra iniciación, al responder la solicitud de
filiación hay una pregunta muy elocuente en este sentido: ¿Cree usted en la
inmortalidad del Alma?, y nuestra respuesta es recordada al momento de nuestra
iniciación, cuando el V:.M:. no indica que no hubiéramos podido ser iniciados
si aquella respuesta hubiera sido negativa.
Hace muy poco tuvimos ocasión de recibir un exquisito
refrigerio espiritual que, sin proponérselo, nos hacía el preámbulo a la
ceremonia que hoy nos reúne y definía lo siguiente:
EL CUERPO: El cuerpo físico es
mortal y se transforma, no se destruye.
EL ALMA: No es físico, el
alma es el Egregor, es la personalidad del ser, el alma es inmortal.
EL ESPÍRITU: Es energía y es
mortal, se extingue al morir el cuerpo físico.
LA MENTE: No es físico, es el poder del espíritu
humano. La mente es la perfección del espíritu. Se extingue también con la
muerte física.
Estas definiciones se ven con claridad en este ritual que no
es sino un homenaje a la vida de nuestros HH:. que nos precedieron en ese
trascendental viaje. Nuestro cuerpo físico al descomponerse fertiliza la tierra
que da paso a la vida vegetal representada en las ramas y flores aquí
presentes, con ellas damos homenaje a nuestros HH:. en el trasuntar al siguiente
plano. El alma, inmortal, representada en la rama de acacia, nos pone de
relieve la trascendencia del hombre en su paso por el mundo físico y que es la
huella indeleble dejada en todos nosotros. El espíritu, la energía que nos
alimenta y que, desde mi perspectiva, representa la belleza del Alma,
simbolizada en las flores; mismas que en su ciclo de existencia nos muestra su
hermosura y aroma que siempre vivirán en nuestra mente. La Mente, alimentada
por el conocimiento, nos hará comprender todos estos misterios.
Los símbolos, golpes, baterías y exclamaciones no hacen sino
llevarnos al encuentro con nuestros Hermanos, es un viaje cósmico que
realizamos en nuestras mentes y que nos hacen evocar su pase en este mundo.
Es pues esta ceremonia, que al formar la cadena se ve
frustrada al encontrarse muchos eslabones perdidos, nos pone en perspectiva
aquello que debemos hacer siempre: “No olvidar que cuando nacemos empezamos a
morir”
Hermanos, rindamos homenaje a todos nuestros HH:. que hoy
ocupan su columna en el Oriente Eterno, sirva su ejemplo de vida como guía y en
las palabras de nuestro M:. R:. H:. JOSE ANIBAL SECADA AGNELLI (O:.E:.): “HAGAMOS
DE LA MASONERIA, SANGRE DE NUESTRA SANGRE, CARNE DE NUESTRA CARNE Y HUESO DE
NUESTROS HUESOS”.
R:.H:. PIERO ANGELO ACQUAVIVA VELA
V:.M:. B:.R:.L:.S:. WOLFGANG AMADEUS MOZART N°9
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