martes, 21 de febrero de 2023

VIRTUD

 

VIRTUD



El presente tema ha sido escogido para explorarlo en singular, ya que nos permite estudiar o abordarlo en concordancia con el uso y presencia de este vocablo en nuestros rituales y en nuestra doctrina francmasónica. También, porque definir o entender el enunciado de las virtudes, es más fácil por la calificación o significado propio de cada virtud, en comparación con lo enunciado en singular, simplemente Virtud.  

Veamos algunas citas de nuestro ritual de Aprendiz: “…Trabajar constantemente a fin de conseguir una educación virtuosa… “. “…Encaminemos siempre por la senda de la virtud…”. “…enardece sus corazones con el fuego de la virtud y el amor… “. Ahora vais a dejar este recinto consagrado a la amistad y a la virtud…”.  “¡Grande Arquitecto del Universo, fuente fecunda e inmortal de felicidad, de luz y de virtud! “.

La palabra “Virtud” proviene del latín “virtus”, y al igual que su equivalente griego: “areté”, significa cualidad excelente de las cosas o personas para realizar sus funciones.

El término griego que traducimos por 'virtud' es ARETÉ, que significa la excelencia de una cosa. Todo tiene su Areté, su virtud, determinable atendiendo al TELOS – fin natural. Según Aristóteles los seres y las cosas poseen un fin natural que explica su comportamiento, fin o función que debe realizar cada cosa.

Como virtud se denomina la cualidad humana de quien se caracteriza por obrar bien y correctamente. Como tal, es una cualidad moral considerada buena. Asimismo, puede referirse a la eficacia de ciertas cosas para producir determinados efectos.

De este modo podemos entender por virtud la disposición habitual para hacer el bien. "El camino de la Virtud".

Ingresando por el sendero de la historia referido a la comprensión o entendimiento de ese concepto encontramos en la Grecia Antigua, aproximadamente cinco siglos antes de la era común, pensadores y filósofos que se ocuparon de significar la connotación de la palabra virtud.   



Uno de los primeros fue Sócrates (470 a.c.) considerado el padre de la Ética, pues introduce el término moral - intelectual ARETÉ, afirmando que se puede definir y mostrar a los demás. Para el la virtud es la disposición última y radical del hombre, aquello para lo cual ha nacido, y esa virtud es el conocimiento. La virtud consiste en el conocimiento y el mal único que es la ignorancia, sólo obedece a un error o desviación del alma

Sócrates, aplica el término areté al ser humano en general, al hombre en cuanto tal. Areté es, para Sócrates, aquello en lo que el ser humano encuentra su perfección o su excelencia en el sentido moral de ambos términos.

Sócrates concibe al hombre como un ser dotado de un alma capaz de pensar y de razonar, y encuentra que esta capacidad es lo que más esencialmente define al hombre. Concluye que la excelencia o areté de éste habrá de consistir en el ejercicio de dicha capacidad orientada a la adquisición de saber y conocimiento. “El mejor hombre, el hombre bueno, el que está a la altura de su perfección y de su condición humana, es el hombre sabio”.

Según Sócrates el conocimiento es condición necesaria y suficiente para obrar con rectitud o virtuosamente, mientras que el mal es producto de la ignorancia.



Para Arístocles de Atenas, más conocido como Platón (427 a.c) discípulo de Sócrates, su principal objetivo fue el de alcanzar un orden de justicia en la ciudad. Funda una escuela llamada la Academia, lugar en donde se dedica a transmitir sus conocimientos; sus obras son llamadas Apólogos - enseñanza o consejo moral. Platón propone o plantea la ruptura de la realidad en dos mundos: el de las cosas sensibles, el más predominante – el mundo objetivo- en los seres humanos; y, el mundo de las ideas que es el verdadero y el pleno ser.

Platón se aferró a la idea de que la virtud es conocimiento y es enseñable, por esta razón la educación adquiere importancia relevante en su pensamiento. En La República, considera Platón cuatro virtudes principales o cardinales: la sabiduría, el coraje o fortaleza, la templanza y la justicia.

Platón en su diálogo “Fedón”, dice que el hombre virtuoso es aquel que purifica su alma de las pasiones y desórdenes del cuerpo para volverse hacia el mundo de las Ideas, lo único capaz de realizar humanamente al hombre.



Entre tanto, Aristóteles (384 a.c.) el polímata (el que sabe muchas cosas) a respecto de la virtud advierte que no somos solo razón, por lo que debemos dar al mismo tiempo cierta satisfacción a las necesidades corporales y las demandas del alma. Señala que para llevar una vida racional es necesario aprender a administrar convenientemente nuestros deseos y nuestras pasiones, dándoles una satisfacción “justa” y equilibrada.  

En lo concerniente a las demandas del alma, nuestra parte racional debe encontrar un equilibrio, que consista en determinar un punto medio entre el exceso y el defecto.  Frente a la cobardía y la temeridad, hemos de actuar con valentía; frente al despilfarro y la tacañería, hemos de hacerlo con generosidad; frente a la desvergüenza y la timidez, con modestia; frente a la adulación y la mezquindad, con gentileza; et cetera.

Aristóteles identifica "virtud" (areté) con el "hábito" (héksis) de actuar según el "justo término medio" entre dos actitudes extremas, a las cuales denomina "vicios". De este modo, decimos que el hombre es virtuoso cuando su voluntad ha adquirido el "hábito" de actuar "rectamente", de acuerdo con un "justo término medio" que evite tanto el exceso como el defecto. La actuación de acuerdo con el "justo término medio" o conforme a la "virtud" requiere de un cierto tipo de sabiduría práctica a la que Aristóteles llama (phrónesis) "prudencia". Sin ésta, nuestra actuación se verá abocada irremisiblemente al exceso o al defecto o, lo que es igual, al "vicio". También para Aristóteles la sabiduría está en la base del comportamiento virtuoso.

Para Aristóteles, lo mismo que para Sócrates y Platón, la conducta moral tiene su fuente última en el uso (práctico) de la razón.

La propuesta de los filósofos griegos antes mencionados en cuanto al concepto de la virtud en el hombre, se asemeja muchísimo a lo que se menciona o se destaca en nuestros rituales y en nuestra doctrina francmasónica al referirse o considerar términos como: adquisición de conocimiento, uso de la razón, búsqueda de armonía y de equilibrio, actuar rectamente, evitar excesos, prudencia, vencer pasiones, eliminar vicios; inter alia (entre otros).

Una breve cita sobre lo que el cristianismo enseña sobre la virtud. La califica como hábito de obrar bien, independientemente de los preceptos de la ley, por solo la bondad de la acción y conformidad con la razón natural. El cristianismo enseña que las virtudes son siete (7). Cuatro cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, que se complementan con las 3 virtudes teologales, que son la fe, la esperanza y la caridad.

A guisa de conclusión, muy personal, la virtud deviene de la conjunción de la razón o discernimiento, del conocimiento – ciencia- y de la inspiración del Alma, siendo las virtudes las encargadas de provocar la acción, mejorando el hacer y, por tanto, el Ser.

Lima, 7 de febrero del 2023

V:.M:. Alfredo Rondon Castro

B:.R:.L:.S:. Delfos No. 3, Jurisdiccionada a la Serenísima Gran Logia Nacional del Rito E:.A:.A:. del Perú