La invasión y conquista del hemisferio sudamericano, que fuera descubierto en
1492, se empezó a realizar con la cruz y con la espada, a partir de 1531, por
aventureros cuyo afán exploratorio era la búsqueda y obtención de tesoros que les
permitiera cambiar y elevar su estatus social en sus lejanos pueblos de origen
haciendo ostentación de sus mal habidas riquezas, lo cual fue justificación para
desconocer la organización social existente en estas tierras, cargando de obligaciones
y tributos a los naturales libres de los territorios conquistados arrebatándoles sus
propiedades, esclavizándolos, convirtiéndolos en bestias de carga e imponiéndoles
credos extraños y destruyendo un imperio poderoso pero todavía poco consolidado, en
representación de un lejano y desconocido todopoderoso
Como ocurre en todos estos casos, establecidos los conquistadores empezó el
mestizaje que serviría de bisagra entre opresores y oprimidos generándose dos
grupos marcadamente diferentes, los peninsulares que se llamaban “chapetones” y los
nacidos en tierras americanas que se consideraban “españoles americanos” o
“criollos”
Habiendo transcurrido poco más de 200 años empezaron a soplar brisas de
reclamaban libertad, y este proceso fue época de revoluciones y conflictos bélicos que
culminó en la independencia política y el surgimiento de la República del Perú como
nuevo estado independiente de la monarquía española, resultado de la ruptura política
y ocaso del Virreinato del Perú
En este proceso se unieron muchos hombres ligados por pensamiento e
ideales para liberar América del dominio español, entre ellos, HH\ MM\ que han
pasado a la historia (filósofos, científicos, libertadores y Jefes de Gobierno) que,
incluso desde Europa, y a través de su labor silenciosa y tesonera tuvieron gran
relevancia en la gesta libertadora de América del Sur, colaborando en el
establecimiento de las bases de las nuevas naciones en esta parte del continente
Sin embargo, gran número de historiadores, al referirse a la Masonería, hacen
caso omiso a su contribución a la independencia de América, y como no a la del Perú,
pretendiendo ocultar la calidad masónica de los precursores y próceres que la
posteridad ha consagrado como libertadores del Perú y también de la gran patria
americana
En el Virreinato del PERÚ la idea libertaria se gesta en la segunda mitad del
siglo XVIII, un hecho resaltante que incrementó la desazón y la inconformidad entre los
primeros que presionó ante la corona española el reconocimiento de los derechos
humanos, solicitando un trato mejor y más justo ante los abusos cometidos por los
españoles, fue José Gabriel Condorcanqui, más conocido como Tupac Amaru II,
quien, en 1780, habiendo sido iniciado en la masonería en la Logia de Lima, provocó
la primera rebelión indígena que aunque fue debelada en una brutal represión,
permaneció latente el germen del descontento indígena
En los albores del siglo XVIII se llevaron a cabo rebeliones de la más diversa
índole, pero me permito señalar algunas lideradas por hermanos masones:
- En 1805: En Cusco, Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde
- En 1811: En Tacna, Francisco Antonio de Zela
- En 1812: En Huanuco, Panatahuas y Huamalíes: Juan José Crespo y Castillo,
Domingo Berrospi y Juan Antonio Navarro
- En 1813: En Tacna, Enrique Paillardelle y Pedro Calderón de la Barca
- En 1814: En Cusco y Arequipa, José, Vicente y Mariano Angulo, Mariano Melgar
y el Brigadier Mateo Pumacahua
- En 1818: En El Callao, José Gómez, Nicolás Alcázar y Casimiro Espejo
- En 1819: En Lima, José de la Riva Agüero y Mateo y Remigio Silva
Mientras tanto para llevar adelante la independencia del Perú se firmó el 5 de
febrero de 1819 un tratado entre Argentina y Chile. El General José de San Martín y
Matorras, creía que la independencia de las Provincias Unidas de La Plata no estaría
totalmente segura mientras el Perú fuera un importante bastión de las fuerzas
realistas, por lo que consolidada la independencia de Chile, se organizó una fuerza
militar anfibia para independizar el Perú
El 5 de junio de 1821, el virrey gobernante del Perú anunció a los limeños que
abandonaba Lima dejando una fuerza para resistir en el primer puerto de El Callao, en
la fortaleza del Real Felipe, quedando Lima desguarnecida del ejército realista
En estas circunstancias, el patriota don Manuel Pérez de Tudela, quien más
tarde sería el ministro de Relaciones Exteriores de la naciente Nación, y por pedido de
don José de San Martín, redactó la llamada “Acta de la Independencia” y el alcalde de
la ciudad, el Conde de San Isidro reunió, el domingo 15 de julio, a los vecinos en
Cabildo Abierto para que la firmasen, y en la cual se exponía que:
“Todos los señores concurrentes por sí y satisfechos de la opinión de los habitantes de
la Capital dijeron: Que la voluntad general está decidida por la independencia del Perú
y de la dominación española y de cualquiera otra extranjera”
La primera página fue firmada por las personas más ricas y poderosas de la
Ciudad, entre los cuales estaban, entre otros, 339 conocidos nobles de la ciudad, por
ejemplo, el conde de San Isidro (alcalde), Bartolomé, arzobispo de Lima; Francisco de
Zárate, regidor; Simón Rávago, Francisco Vallés, regidor; José Manuel Malo de
Molina, regidor; Pedro de la Puente, regidor; el conde De la Vega del Ren, regidor; fray
Gerónimo Cavero, Antonio Padilla, síndico procurador general; José Mariano Aguirre,
el conde de Las lagunas, Javier de Luna Pizarro, José de la Riva Agüero, el marqués
de Villafuerte, Segundo Antonio Carrión, Juan de Echevarría y Ulloa, regidor; al final la
rubricaron 3.504 personas de diversos sectores sociales entre los que se
entremezclaba gente de elevado espíritu patriota, algunos por miedo a las tropas de
ocupación mientras otros lo hicieron por ambición de recompensas y nombramientos.
También hubo un buen número de españoles y criollos que optaron por esconderse
para no firmar el Acta, temerosos de las represalias del Virrey, cuando recuperase
Lima
En todas estas actividades participaron masones peruanos que nunca
debemos olvidar como José de la Riva Agüero, Pablo de Olavide, Francisco de Paula
Gonzáles Vigil, Hipólito Unanue y Pabón, Juan Faustino Sánchez Carrión, Toribio
Rodríguez de Mendoza, Toribio de Luzuriaga, Bernardo de Monteagudo, Francisco
Javier Mariátegui y Tellería “El patriota”, Francisco Javier de Luna Pizarro, Mariano
José de Arce, Bartolomé de las Heras, Augusto Salaverry, Ramón Castilla y
Marquesado, Mariano Necochea, Andrés de Santa Cruz y sigue la lista grande de
ilustres masones peruanos, luchadores a favor de la independencia de este país
andino y otros más, quienes a través de sus diversas actividades nos dieron la
independencia
Llegado el domingo 28 de julio de 1821, según testigos de la época, en la Plaza
Mayor se congregaron más de 16.000 personas; donde el Libertador, don José de San
Martín y Matorras, con una bandera peruana en la mano, lanzó la siguiente proclama:
“DESDE ESTE MOMENTO EL PERU ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA
VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE
DIOS DEFIENDE ¡VIVA LA PATRIA! ¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA LA
INDEPENDENCIA!
Debemos honrar a los nuestros, y no permitir la más leve amenaza a nuestra
integridad territorial y soberanía, amamos la Paz, pero estaremos listos como nuestros
hermanos de ayer para combatir y morir por nuestra libertad y mantener en alto
nuestro orgullo nacional recordando siempre “SI QUIERES MANTENER LA PAZ
ESTATE PREPARADO PARA LA GUERRA”
El tipo de Hombre que propicia la Ética de la Francmasonería es el tipo de
“hombre mejor” que necesita el mundo, no solamente para la revitalización de la
Democracia, sino para que se obtenga el anhelado Mundo Mejor, para ello los
Francmasones han trabajado y continúan haciéndolo en bien de la Humanidad para
obtener los estados democráticos, y lo han logrado cediendo o difundiendo entre las
gentes una parte de sus principios éticos
La Democracia es perfectible, revitalizando en el Hombre el principio de
Fraternidad con lo cual se reactiva en él la inclinación hacia un estilo de convivencia
que marche hacia la Paz Universal
Vall de Lima, 26.Jul.2022 e v
Ricardo H. Castañeda Carrillo
M M
Gr Ora
Ser Gr Log Nac del Rito E A y A